“Mantener una alimentación buena y equilibrada es esencial para poder desarrollarse correctamente y así mismo lograr disfrutar lo que nos ofrece la vida sin preocupaciones"

La mayoría de las personas alguna vez hemos escuchado hablar sobre trastornos alimenticios, sin embargo no se sabe con exactitud cuál ha sido su causa y posteriormente cuál será la consecuencia que esto trae consigo. Es por esto que a continuación se darán a conocer las causas y consecuencias de estos desórdenes alimenticios.

Causas de una mala alimentación.

Es común preguntarse qué le llevó a padecer esto, y no saberlo con exactitud. En este blog le ayudaremos con las posibles causas que participaron en su mala alimentación.

Mala dieta: Esta es producida cuando no se come las cantidades necesarias de nutrientes, o se come a deshoras.
Problemas psicológicos: Las personas con este trastorno suelen tener problemas de salud mental lo cual le facilita padecer este problema alimenticio. Aquellas pueden tener obsesión con mantener relaciones problemáticas, mantienen el autoestima bajo, sufren de perfeccionismo, ansiedad o simplemente son víctimas de bullying.

Falta de educación: Es una causa muy habitual en las personas con este problema, y debemos saber que la educación nutricional no está siendo impartida en planteles educativos a pesar que es fundamental para lograr desarrollar buenos hábitos alimenticios que nos beneficiaran en un futuro.
No absorción de nutrientes: Se puede alimentar de una forma correcta, pero el problema se basa en que su sistema digestivo no logra absorber los nutrientes necesarios, estos casos se ven más a menudo en personas con problemas alcohólicos.
Ingresos económicos: Los ingresos económicos son una base fundamental para la adquisición de una buena alimentación. En países con mayor índice de pobreza existe un porcentaje alto de personas con desórdenes alimenticios, ya que en estos la comida rápida tiene un valor económico bajo y los alimentos ricos en nutrientes uno alto.

Consecuencias de una mala alimentación.

Las consecuencias de no desarrollar buenos hábitos alimenticios pueden ser nefastas para la salud, y llegan a desencadenar numerosas enfermedades.

Sobrepeso: muchas personas padecen de sobrepeso u obesidad, debido a los malos hábitos alimenticios, junto a ello el mantener una vida sedentaria.

Gavilanes P. (2016) expresó que de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (2011-2013) uno de cada cuatro niños (menores de cinco años) sufren de desnutrición crónica, el cual es más frecuente en niñas. En este rango de edad, por primera vez se estimó la existencia del sobrepeso y se encontró que de cada 100 niños, el 8,6% ya tienen un cuadro de sobrepeso y obesidad.

Hipertensión: Se puede llegar a prevenir cambiando ciertos hábitos malos a buenos, por ejemplo empezar a realizar actividad física y a la par llevar una dieta equilibrada.

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), las complicaciones de la hipertensión causan anualmente 9,4 millones de muertes. La hipertensión es la causa de por lo menos el 45% de las muertes por cardiopatías, y el 51% de las muertes por accidente cerebrovascular.

Deficiencia de nutrientes: Al no llevar una buena alimentación las consecuencias se verán reflejadas en nuestro organismo, al presentar una falta de nutrientes importantes. Por ejemplo, las personas con ingresos económicos bajos presentan más cuadros de anemia que los de ingresos económicos medio, ya que en muchas ocasiones no consumen verduras o carnes.
Osteoporosis: Sabemos que para que los huesos del cuerpo se mantengan en buena condición, necesitamos consumir alimentos ricos en vitaminas y minerales, y uno de los más importantes es el calcio, ya que al no consumirlo, los huesos se pueden convertir en frágiles.

Diabetes: La diabetes se encuentra en suma relación con el peso de las personas y el tipo de comida que consumen, de acuerdo a al escrito “Diabetes afecta a 800.000 personas en Ecuador” publicado por el diario El Comercio el día 14 de noviembre del 2011 afirma que “en Ecuador hay 800.000 diabéticos, de los que apenas 100.000 están en tratamiento”. Es por esto que se debe hacer conciencia sobre la sostenibilidad de una vida saludable.
Mal funcionamiento cerebral: Las dietas ricas en vitaminas B,C,D y E y ácidos omega-3 son recomendadas para un correcto funcionamiento cerebral, lo opuesto a las altas en grasas trans, las cuales aceleran el envejecimiento cerebral, empeorando por tanto su correcto funcionamiento.